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Mostrando entradas de mayo, 2016

De voces y recuerdos

Tal vez yo no sea la indicada para expresar el orgullo que siento, la felicidad que me da Siento que es como adorar  una pintura, una fotografía el recorte de una revista desconocida Tal vez como una escuchar una voz que es y no es ajena que esta viva y esta muerta que sangra por las noches cuando el alcohol evoca los recuerdos que no he podido encriptar que se pasea por mis sueños con el aire victorioso de saberse casi real Una voz que conocí y que amé Que escuché reir Gemir        Llorar                  Amar Esa en mi tortura y es mi calma Es sentirme orgullosa y viva porque siempre lo vi y es sentirme miserable y muerta porque ya no me pertenece Qué agonía Qué ganas de perderse de este mundo en el que nadie ama como lo hago yo

A usted no, a usted le toca sola.

Siempre he creído en el destino, ha sido casi como una religión para mí. Creo firmemente que la vida muchas veces nos traza ciertos caminos que nos toca vivir por razones incomprensibles. Sin embargo, también estoy segura que hay muchas cosas que podemos controlar, que hay deseos y propósitos que con fortaleza y convicción se consiguen. Sí, uno no puede quedarse sentado en la sala de su casa esperando que las oportunidades le toquen a la puerta o que el destino le regale una vida, así por arte de magia. Pero, sí existe algo incontrolable y que yo, personalmente, se lo dejo completamente al destino, al azar y a las coincidencias: el amor. Los sentimientos de los seres humanos, especialmente el amor, es un asunto que definitivamente no se puede manejar. Uno no puede controlar, por ejemplo, que el ser que uno ama se vaya a vivir con otra persona a los 3 meses o 6 meses después de terminar, cuando uno duró casi cuatro años haciéndole esa propuesta. Tampoco controla uno que le pongan lo