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Lo que te lloré

 Tal vez no me lo creas. Ya sé que ha pasado más de un año, que es demasiado tarde, que nuestros corazones pertenecen a otros, lo sé, pero tengo en el pecho un dolor que me se sale en las tardes tristes y me atormenta una herida que no sanó del todo y más bien sangra de cuando en vez. Tal vez no me lo creas, pero no sabes lo mucho que te lloré. Sé que no hubo abrazos para decirnos adiós, que mi ceguera me hizo fallarnos al quitarnos la oportunidad de despedirnos, reaccioné muy tarde y perdí la oportunidad de cerrar esta historia viéndote a los ojos, que me ganó la cobardía y la vergüenza y que este es mi castigo: cargar con una herida abierta que no pude suturar sola. Tal vez no me lo creas, pero no sabes lo mucho que te lloré. Me faltó claridad en mis motivos y me sobraron miedos y confusiones. Me faltó, también, agradecerte por cambiarme la vida y devolverme la esperanza perdida. Por el amor incondicional y la complicidad eterna. Me faltó explicarte las razones de mi partida

Surreal

Le pedí que nunca me olvidara, se lo hice prometer esa noche en la que afuera la vida se encendía pero las llamas no nos tocaban Esa noche en la que la ciudad se caía a pedazos pero nosotros estábamos en nuestra burbuja ajenos de todo disturbio. Esa noche donde estuvimos él y yo, y desnudamos nuestras almas, donde dormimos en el piso y bajo el frío, pero donde no nos separamos las miradas, esa, sí, en la que tomó mi mano y juró protegerme siempre. Esa noche en la que mientras todos peleaban con violencia, nosotros hacíamos el amor. Sí, en la ciudad hubo toque de queda, Y me tocó y lo toqué Y me quedé y nos quedamos

Chispas

A ti te faltó valentía A mí me sobró ingenuidad Nos faltó luchar Nos sobró prudencia A ti te faltó amarme más A mí me faltó adorarte menos A ambos Nos faltó encontrarnos en el momento correcto Ahora somos Solo un sueño Un "lo que pudo ser"  Y no será

Despedida

Lo amé, lo lloré, le sonreí, le entregué mi cuerpo, y mi alma con confianza y dulzura, nos entregamos, nos soñamos, nos vivimos y caminamos juntos una vida, para mí larga, para él corta y luego nos perdimos, me perdí yo y dejé de caminar. Lo rompí. Y es algo no me perdono, lo amaba tanto que me dolía más su sufrimiento que el mío, lo amaba pero no estaba más enamorada de él. Nos dolió, me dolió, me enojé y me lo negué, pero la realidad tocó a mi puerta y entró a mi casa aunque no quisiera : ya no éramos más nosotros, ya no éramos un plural. Era mi mejor amigo, mi confidente, la persona en la que más confiaba, pero ya no me nacían los besos y las mariposas se habían ido, la costumbre se sentó en la mitad de nosotros y con el tiempo, el silencio fue ahogando nuestro amor. Aún así el hilo no sea rompía, no sé, tal vez yo pensaba poco en el presente y mi corazón aun vibraba por aquello que había sido, pero que ya no era. La nostalgia de un amor que fue y que ya no va ser, es una

Brújula rota

Siempre he tomado decisiones desde el corazón, casi nunca me ha fallado, sí, he sufrido muchísimo por determinaciones que me costaron muy caro, pero, en medio de todo, he vivido cada segundo con pasión y siempre me he sentido satisfecha con los caminos que he elegido. Era mi doctrina de vida. Sin embargo, desde hace un tiempo mi corazón ya no sirve, se quedó quieto, dejó de guiarme y yo, me encuentro perdida en una tormenta de confusiones y decisiones por tomar. Se me rompió la brújula, la guía de mi vida, se averió y ya no sé para dónde coger. Se me rompió, en pedacitos, no sé cuándo, no sé en qué momento, ¿Cómo me arreglo? No sé cómo reparar el daño que he causado a mi propia vida y la de otros por mis momentos de indecisión. Yo no soy el tipo de persona al que le pasan esas cosas bonitas, coincidir con alguien en el momento indicado, crecer profesionalmente, ser feliz, en general, a mí los sueños no se me cumplen y los deseos más profundos no se me dan. Siempre

Sobre amores a destiempo

Él siempre se burlaba de mí cuando le decía que nos habíamos conocido en el peor momento de nuestras vidas, siempre se reía porque decía que yo tenía una pensamiento muy de "comedia romántica" y tenía razón, por supuesto, pero nunca me creyó, o al menos eso creo, cuando le decía que el destino nos había jugado una muy mala pasada al cruzarnos en ese instante, ese día.  Creo que era demasiado insensible para ese tipo de pensamientos, no sé quizás sólo era racional para las relaciones amorosas o era desapegado, algo que a nosotros, los románticos, nos hace falta para evitarnos sufrimientos innecesarios. Tal vez dos años años antes, tal vez unos meses después, tal vez cuando él pudiera sentarse a hablarme de sus sueños y yo pudiera cumplirle sus fantasías. Tal vez, no sé, cuando él estuviera dispuesto a ver más allá de mi falda de cuero y yo, por mi lado, no tuviera tanto miedo de entregarle nuevamente mi cuerpo a alguien más. O simplemente antes de que alguno de los dos h

Resignación

El aire se acaba, los muros se achican, de a pocos, siento que pierdo la luz. Ya no soporto el sonido del aleteo de mis alas, necesito unas tijeras, debo cortarlas, romperlas, no quiero sentir que se mueven, ya no sé cómo controlarlo. Quiero dejar de arañar las paredes, de intentar romperlas. Debo esposarme las manos, amarrarlas y quitarles movimiento. Tengo que apagar mi voz, hacerme silencio. Muda, porque mis gritos no sirven de nada. Mis ojos se cierran, tengo que callar a mi corazón, le susurro que deje de creer, le imploro de no lo intente más, que apague el instinto de lucha y supervivencia que lo mantiene activo. No me escucha, como nadie, me desespero.  Ya no quiero dar más la pelea. Mis brazos están cansados, nado en contra, siempre a contra corriente, me ahogo, el agua gana la batalla. Me cansé de buscar una oportunidad. Debo apagarme como una vela que dejan olvidada en la mesa, cuando se cansaron de esperar. No quiero tener más esperanza, tengo que matar mi