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Mostrando entradas de agosto, 2016

La libreta

A mí solo me bastaba con saber que usaba la libreta azul, la que tenía el ancla, solo me bastaba saber eso, para sentir que escribía sobre mí, que no me había desechado del todo, me bastaba con saber que algo nuestro vivía  y que era su lienzo oculto, que era un secreto mutuo. Lo imaginé leyendo, anotando sus ideas compulsivamente con la mirada perdida en las hojas; poseído por fuerzas desconocidas y con los pensamientos ajenos a su realidad cercana. Imaginé sus manos grandes y morenas tomar la libreta azul clarito, la que le había regalado, la que tenía un azul demasiado brillante para una personalidad tan oscura como la suya. Imaginé que tomaba su micropunta negro y escribía con su mano izquierda todas esas ideas que quedaban encriptadas bajo una letra temblorosa y abstracta. Sí, me gustaba sentir que un pedacito de mí lo acompañaba en sus aventuras literarias. Me preguntaba sí aun tendría algo de mi esencia, mi olor, mis letras curvas y regordetas, mis dedicatorias, los recuerd