Crónica de un robo anunciado

Les voy a contar algo que me pasó el viernes, a mí y a dos compañeras más. Soy estudiante de periodismo, me encuentro en el último semestre de materias de la carrera. Este, es un intento de la facultad por mostrarnos cómo va a ser la realidad en un medio de comunicación, así que debemos realizar una nota cada semana que será publicada en el blog de la facultad. Cada semana rotamos de medio, así que tenemos la oportunidad de realizar radio, televisión, prensa y convergencia. Hasta ahí, todo normal. Esta semana, a mi pareja de trabajo y a mí nos correspondía realizar una nota en televisión, por lo que decidimos hacer un informe sobre "agricultura urbana", entre las fuentes que buscamos, conocimos a una mujer que tenía un gran cultivo en su casa acá en la ciudad de Bogotá, nos llamó mucho la atención y decidimos contactarla para una entrevista, ella muy amable nos dio  respuesta afirmativa a la petición y sugirió el viernes a las 3 como fecha para el encuentro. Al preguntar el lugar de residencia ella nos informó que era en el barrio la perseverancia. Ella me preguntó si lo conocía y le dije que sí, luego procedió a darme la dirección. Tengo conocimiento de que este es un lugar con fama de peligroso, pero también conozco el sector más o menos bien, debido a varios de mis amigos y conocidos viven en la Macarena, el barrio de al lado y me pareció que no podría ser tan malo, así que le dije que allá estaríamos y me disponía a colgar cuando ella decidió hacerme un comentario muy particular; me dijo que tuviéramos mucho cuidado cuando viniéramos , que era un lugar "complicado" y que, en caso de que uno o varios ladrones se nos acercaran para robarnos, les dijéramos su nombre y que íbamos para su casa, y que ellos muy "amablemente", sin quitarnos ninguna de nuestras pertenencias, nos llevarían hasta su lugar de residencia. Quedé bastante desconcertada con la sugerencia/advertencia, pues sinceramente no pude imaginarme diciéndole a un ladrón a punto de quitarme todo, que me "escoltara"a una de las casas del barrio. Pensé que probablemente no nos creería e igual nos robaría, o que nos escoltaría a otro lugar y nos haría alguna cosa. Cavilé un par de minutos la situación y terminé por pensar que la señora simplemente estaba exagerando y era una forma de decirnos que fuéramos cuidadosas. 

Por si las moscas, decidimos ir con una compañera más, ella había ido varias veces a lugares "no tan seguros" de la ciudad, así que creímos que ella tenía un poco más de "experiencia" en esos asuntos. Nos fuimos a pie desde la plaza de toros, y atravesamos la Macarena. En la "frontera" de estos dos barrios decidimos parar, nunca me había fijado en el contraste arquitectónico que se podía observar allí y me di cuenta que definitivamente existe un muro más allá del urbano entre esos dos sectores. Entrando ya a la perseverancia, mientras caminábamos, mi compañera la "experimentada" recibió una llamada, y como parte de su estrategia de no mostrar miedo o inseguridad, decidió contestarla y sacar su celular Samsung nuevo. No me pareció una buena idea y justo cuando me dispuse a decírselo, una señora con un niño pequeño se nos acercó y nos dijo muy seria a mi otra compañera y a mí que a dónde nos dirigíamos, yo le respondí, ella asintió y acercándose a mi compañera que todavía hablaba por celular con su novio le dijo "Quiere que la roben?"No debería exponerse así, guarde ese celular", mi compañera obedeció y la señora nos dio las indicaciones pertinentes para llegar al lugar que le habíamos indicado, no sin antes advertirnos que tuviéramos mucho cuidado porque se notaba que no eramos de allí. En ese momento comencé a pensar que no había sido buena idea ir solas hasta ese lugar. Sin embargo, continuamos el camino loma arriba.  No habíamos dado 3 pasos, cuando la señora, esta vez más afanada me tocó la espalda y me dijo que ya era demasiado tarde, que ya nos habían "fichado". Se me heló todo el cuerpo y las miradas de mis compañeras eran de total pánico. Nos dijo con mucha discreción su nombre y nos pidió que fingiéramos que la conocíamos, me ordenó que tomara a su hijo de la mano y que hiciera de cuenta que había mucha cercanía entre nosotras. Las tres obedecimos y comenzamos a subir.  Ella nos mostró dos grupos de ladrones que nos miraban en cada una de las esquinas y yo me sentí agradecida de tener la protección de esa mujer y su hijo pequeño, sin embargo, la alegría duró poco, pues en la mitad del camino, justo al frente de un grupo de hombres que nos observaban sospechosamente, la mujer se despidió y se fue alejando con naturalidad, luego nos gritó que no olvidáramos ir a visitarla para tomar chocolate y que "le saludáramos a la prima, que le hacía falta", supongo que lo hizo con la intención de decirle indirectamente a los hombres que éramos sus conocidas y que no nos robaran.

Nos faltaban más o menos 3 cuadras hacía arriba y por lo menos yo, iba rezando (y no soy muy creyente) a todo Dios, Ángel, y cuanto santo  recordara que me habían enseñado en el colegio. Ahora sí  Estábamos solas, y después de lo que había acabado de pasar, nos dimos cuenta de que en realidad no era un estereotipo o imaginario que ese barrio era peligroso. En este punto vale aclarar, que nosotras llevábamos una cámara Cannon, una grabadora Sony y nuestros amados smartphones.  Por lo mismo subíamos, prácticamente corriendo y faltando una cuadra, vimos tres policías en la esquina, sí, yo escuche cantos de ángeles en ese momento. Como no sabíamos exactamente dónde era la casa, usamos eso como excusa para acercarnos y les preguntamos sí alguno podría tener la caridad de acompañarnos hasta arriba, la respuesta del policía de mayor rango me dejó desconcertada y enojada, nos dijo que no, porque ellos estaban fijos ahí y no podían moverse, el otro policía a su lado le dijo que le parecía prudente acompañarnos pues había una olla en esa cuadra y no era seguro, sin embargo, el de mayor rango fue terminante y su respuesta parecía no ser negociable. Entonces, resignadas a nuestra suerte y ya en ese punto, decidimos continuar. No sé qué cara habremos hecho, pero algo conmovedor debimos haber hecho porque el segundo policía, el de menor rango, se nos quedó mirando y decidió desobedecer a su jefe y acompañarnos. Estaré eternamente agradecida con ese hombre, porque más arriba vimos hombres con armas de fuego y drogas y esas cosas. Al fin llegamos a nuestro destino y sinceramente, no disfrutamos en lo más mínimo la entrevista porque estábamos muy asustadas y prevenidas, creo que nuestra entrevistada lo notó y de bajada nos dejo sanas y salvas en la macarena. 

Nos fuimos con la alegría inmensa de haber salido invictas y con la sensación de que definitivamente debemos ser más cuidadosas y consientes de los riesgos. También con la idea de hacer algún día un reportaje sobre eso, contar las historias de esas personas, con las medidas necesarias por supuesto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Lo que te lloré

Las palabras que la droga se llevó.

Brújula rota